La Familia Paulina, nacida para la pastoral
En el
Evangelio de Juan Jesús dijo: “Yo soy el buen pastor, el buen pastor expone su
vida en favor de las ovejas. El mercenario, que no es pastor, ni dueño de las
ovejas, ve venir al lobo y abandona las ovejas y huye; y el lobo las arrebata y
dispersa, porque es mercenario y no le interesan las ovejas. Yo-Soy el buen
pastor, y conozco mis ovejas y las mías me conocen a mí, como el Padre me conoce
yo también conozco al padre; y dispongo mi vida en favor de las ovejas. Tengo
también otras ovejas que no son de este redil: es necesario que también a ellas
yo las conduzca; y escucharán mi voz y habrá un solo rebaño, bajo un solo
pastor” (Jn 10, 11-16).
Jesús
se presenta como el Hijo que conoce el amor del Padre y tiene sus mismos
deseos: comunicar vida y libertad a sus hermanos. Por eso se propone como el
buen pastor, verdadero, en contraposición con el pastor brutal y falso. Al
seguirlo, nos convertimos en lo que somos: hijos del Padre y hermanos entre
nosotros. Sólo así salimos de las tinieblas y llegamos a la luz de la verdad,
que nos hace libres. A una cultura de competencia, rivalidad y violencia, se
contrapone una cultura de fraternidad, solidaridad y amor. Y, por fin, una vida
bella, digna de ser vivida, desde Dios:
felicidad y gracia nos acompañarán todos los días de nuestra vida y habitaremos
en la casa de nuestros deseos (cf. Sal 23).
Jesús,
el buen pastor nos hace ver que en la práctica aquél a quien tomamos como
modelo no es más que un pastor de muerte, cuyo final se da por descontado desde
el principio: es la víctima elegida por el propio juego que está jugando,
cuando llega un bandido más pernicioso y letal que él. Recordemos que en el capítulo
9 de Juan, nos habla de la luz que el Hijo nos trae y que nos hace abrir los
ojos a una realidad nueva y con esta figura del pastor-modelo de Jesús, notamos
que Él mismo, nos conduce a una vida nueva.
Este discurso, es una polémica con los jefes del pueblo, que el ciego
curado, ha dejado de ver como modelos a seguir. La intención de Jesús es
mostrar la diferencia entre su manera de actuar y la de los jefes, pues
mientras Él libera, da luz y vida, ellos maltratan, depredan y mantienen
esclavizado al rebaño.
Jesús
es pastor por su condición de cordero de
Dios, que con su mansedumbre vence la violencia de los hermanos. Él nos
libera de los jefes que nos tiranizan, por lo demás, con nuestro consentimiento
puesto que aceptamos y acatamos su falso modelo y nos reconocemos en ellos, en
lugar de considerarlos como enfermos de quienes debemos cuidarnos.
PASTORAL EN CONVERSIÓN[2]
No
Ignoro que hoy los documentos no despiertan el mismo interés que en otras
épocas, y son rápidamente olvidados. No obstante, destaco que lo que trataré de
expresar aquí tiene un sentido programático y consecuencias importantes. Espero
que todas las comunidades procuren poner los medios necesarios para avanzar en
el camino de una conversión pastoral y misionera, que no puede dejar las cosas
como están. Ya no nos sirve una simple
administración. Constituyámonos en todas las regiones de la tierra en un estado permanente de misión.
Pablo
VI invitó a ampliar el llamado a la renovación, para expresar con fuerza que no
se dirige sólo a los individuos aislados, sino a la Iglesia entera. Recordemos
este memorable texto que no ha perdido su fuerza interpelante: “La Iglesia debe
profundizar en la conciencia de sí misma, debe meditar sobre el misterio que le
es propio. De esta iluminada y operante conciencia brota un espontáneo deseo de
comparar la imagen ideal de la Iglesia – tal como Cristo la vio, la quiso y la
amó como Esposa suya santa e inmaculada (cf. Ef 5,27) y el rostro real que hoy
la Iglesia presenta. Brota, por lo tanto, un anhelo generoso y casi
impaciente de renovación, es decir, de
enmienda de los defectos que denuncia y refleja la conciencia, a modo de examen
interior, frente al espejo del modelo que Cristo nos dejó de sí.
El
Concilio Vaticano II presentó la conversión eclesial como la apertura de una
permanente reforma de sí por fidelidad a Jesucristo: “Toda la renovación de la
Iglesia consiste esencialmente en el aumento de la fidelidad a su vocación.
Cristo llama a la Iglesia peregrinante hacia una perenne reforma, de la que la
Iglesia misma, en cuanto institución humana y terrena, tiene siempre necesidad.
Hay
estructuras eclesiales que pueden llegar a condicionar un dinamismo
evangelizador; igualmente las buenas estructuras sirven cuando hay una vida que
las anima, las sostiene y las juzga. Sin vida nueva y auténtico espíritu
evangélico, sin fidelidad de la iglesia a
la propia vocación, cualquier estructura nueva se corrompe en poco tiempo.
Sueño
con una opción misionera capaz de transformarlo todo, para que las costumbres,
los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta
en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la
auto preservación. La reforma de estructuras que exige la conversión pastoral
sólo puede entenderse en este sentido: procurar que todas ellas se vuelvan más
misioneras, que la pastoral ordinaria en todas sus instancias sea más expansiva
y abierta, que coloque a los agentes pastorales en constante actitud de salida
y favorezca así la respuesta positiva de todos aquellos a quienes Jesús convoca
a su amistad. Como decía Juan Pablo II a los Obispos de Oceanía, “Toda
renovación en el seno de la Iglesia debe tender a la misión como objetivo para
no caer presa de una especie de introversión eclesial”.
El
carisma paulino pensado largo tiempo por el P. Alberione, con la progresiva
iluminación del Espíritu y las necesarias aprobaciones de la Iglesia, se
componen de: a) una espiritualidad común; b) un conjunto de apostolados
convergentes, c) diversos estados de vida (religioso consagrado sacerdote,
religioso consagrado laico, religiosa, laicas y laicos consagrados en la
secularidad, cooperadores).
El
conjunto de las fundaciones lo describe el P. Alberione como la inmensa parroquia paulina: “Estas
instituciones vienen a ser la parte directiva al igual que en una gran
parroquia, donde tenemos al párroco, los coadjutores, la Acción Católica, el
grupo de catequistas, de cine, de prensa; los encargados de las actividades en
favor de los jóvenes, de los hombres, de los artistas; en favor de los
enfermos, las vocaciones, el canto sagrado, la acción política y social, la
beneficencia, la conversión de los hermanos separados, de los ateos, de los
paganos, etc.” (UPS I; 381). “La inmensa parroquia paulina tiene como límites
los confines del mundo y como rebaño tanto a quienes están en el redil como a
quien se quiere llevar al redil” (UPS I, 382).
El P.
Alberione llegó a deducir que el común denominador para toda la Familia Paulina
era la Pastoral, sintetizada en la expresión salvar almas. “Que este haya sido siempre el pensamiento y el fin
pastoral de nuestro apostolado, se deriva también de que la Familia Paulina hay
un Instituto llamado de Jesús Buen Pastor, compuesto por las humildes
cooperadoras del celo pastoral” (UPS I, 427).
“La
característica de la Familia Paulina está precisamente en tener un espíritu pastoral, es decir, ayudar a
las almas, sentir el apostolado y dirigirlo a la salvación de las almas,
dirigirlo a hacer cada vez más hermosa la Iglesia, servirla cada vez mejor y
por tanto cooperar con ella a la salvación de las almas, a la edificación del
cuerpo Místico de Jesucristo que es la Iglesia, para que sea aplicada la
redención”[4].
“Toda
la Familia Paulina está ordenada a la pastoral: quién en una parte, quien en
otra. El espíritu de san Pablo, especialmente para las lecturas, por tanto los
libros, los periódicos, la difusión de la Biblia, etc.”[5].
LA FAMILIA PAULINA,
NACIDA PARA LA PASTORAL
Al hablar de pastoral inmediatamente viene a la
memoria la ardua tarea que el P. Santiago Alberione desarrolla, ya que desde
que es ordenado sacerdote se comprometió personalmente con la sociedad y con la
Iglesia, involucrando a hombres y mujeres de su fundación a seguir su obra en
la actividad pastoral y docente.
Recordando los inicios de su actividad misionera,
luego que el P. Santiago Alberione recibe la ordenación sacerdotal el 29 de junio de
1907, constatamos que sigue una breve pero decisiva experiencia
pastoral en Narzole (Cúneo), como vicepárroco (vicario). Allí encuentra al
jovencito José Giaccardo, que para él será lo que fue Timoteo para el apóstol
Pablo, es con él con quien dará inicio a la fundación de la Sociedad San Pablo en 1914. Y también allí, el P.
Alberione madura la comprensión de lo que puede hacer la mujer implicada en el
apostolado (pastoral).
Posteriormente, la primera mujer que sigue al P. Alberione es una muchacha
veinteañera de Castagnito (Cúneo): Teresa Merlo. Con su aporte, Alberione da
comienzo a la Congregación de las Hijas de San Pablo (1915), iniciando así las
dos primeras ramas de lo que sería la
Familia Paulina.
En el seminario de Alba desempeña el cargo de Padre espiritual de los
seminaristas mayores y menores, da clases de varias asignaturas y colabora en
la predicación, catequesis y conferencias en diversas parroquias de la
diócesis.
Siempre atento a las necesidades urgentes de la sociedad y de la Iglesia,
dedica mucho tiempo al estudio sobre la situación de la sociedad civil y
eclesial de su tiempo y sobre las nuevas necesidades que se entrevén.
Esta relación directa con la pastoral, practicada
en primera persona, dará un giro inesperado centrado al principio en la buena
prensa, será teorizado y desarrollado sucesivamente mediante los diversos
medios de comunicación social. No obstante, hay una intención de fondo y una
firme voluntad de llegar al mayor número posible de almas de la mejor manera y
con la mayor integridad. Esta intención se puede expresar para toda la Familia
Paulina, como carisma pastoral.
El P. Santiago Alberione se da cuenta que las personas frecuentan poco la
Iglesia y queriendo dar una respuesta efectiva, comprende que el Señor le guía a una misión nueva: predicar el Evangelio a
todos los pueblos, en el espíritu del apóstol Pablo y se convence de que solo
utilizando los nuevos medios, logrará llegar a las personas por eso se
lanza a la evangelización del mundo utilizando los medios de comunicación
social dándoles así una función pastoral.
Pero para que una misión perdure es necesario un
carisma y asegurar una continuidad, por ello debe ser asumida por personas
consagradas, pues decía: las obras de
Dios se hacen con los hombres de Dios y en este contexto da origen a la
Familia Paulina.
El P. Alberione se inspira en la familia humana
compuesta de hermanos y hermanas.
Empieza su obra y lentamente la Familia se desarrolla, las vocaciones
masculinas y femeninas aumentan, sigue desarrollando una intensa actividad sacerdotal y
funda así la admirable Familia Paulina,
compuesta de 5 Congregaciones
religiosas, 1 Asociación de Cooperadores laicos con
promesa, en 1917 y da origen a 4 Institutos seculares.
Podemos afirmar que la primera fase de la vida del
P. Alberione, estuvo caracterizada por la pastoral parroquial en contacto
directo con los fieles. Efectivamente, fue después de sus primeras experiencias
pastorales en algunas zonas de la diócesis de Alba y como formador de clérigos
en el seminario cuando el joven sacerdote decidió escribir Apuntes de teología pastoral (ATP) obra que nos ayudará a comprender más
fácilmente los factores esenciales de su carisma.
El apostolado o actividad pastoral se delinea y
toma forma.
El Señor ha querido a la Familia Paulina para dar a conocer a Jesucristo,
su doctrina, su moral, sus medios de salvación y de gracia, a los hombres de
nuestro tiempo con los medios de nuestro tiempo (SP marzo 1969).
La preocupación y el empeño del P. Santiago Alberione ha sido el buscar
hacer llegar a Cristo Maestro Camino, Verdad y Vida al corazón de los hombres,
a la sociedad y al mundo.
En Cristo y en la Iglesia se encuentran el camino, la verdad y la vida para
el individuo y para la sociedad; para el tiempo y para la eternidad (Sp marzo
1950).
Para la Familia Paulina, la tarea pastoral tiene como meta
principal que toda persona, cualquiera
sea su condición, alcance la plenitud de vida a través de la persona de
Jesucristo. Todos tenemos que alcanzar esa meta (Efesios 4:13). Y
constatamos que: para que nuestro acompañamiento pastoral sea eficiente es
necesario que conozcamos con exactitud la situación de la persona hacia la cual
se dirige nuestra acción pastoral. Ahora bien, este conocimiento resulta
complicado por dos razones: primero, por la complejidad de la personalidad
humana; segundo, porque el ser humano es tan dinámico que jamás llegamos a
conocer a una persona en su real dimensión. Sin embargo, es posible alcanzar un
mínimo de conocimiento que nos permita ejercer el ministerio pastoral con
eficacia. Por otro lado, en esta tarea no estamos solos, trabajamos en el
nombre de Dios y Él nos asiste con su gracia, con su Espíritu y esto debemos
tenerlo siempre en cuenta.
Todo lo anterior es muy importante para poder
realizar una tarea eficaz y de calidad hacia el otro. Sin embargo, es necesario
colocarnos nosotros mismos como sujetos de la pastoral para que ésta se pueda
realizar de esa manera. Difícilmente
podemos comprender a otras personas si nosotros no hemos alcanzado una exacta
comprensión de nosotros mismos. El refrán griego: conócete a ti mismo refleja el interés del hombre por llegar a
alcanzar un conocimiento pleno de sí mismo.
Conocernos a nosotros mismos, requiere de una serie
de mecanismos conscientes e inconscientes que nos permitan autoanalizarnos y
llegar a saber quiénes somos realmente. Para ello es necesario controlar
nuestras emociones, tales como: el temor, la ira, el sentimiento de culpa, los
conflictos, los complejos, etc. Asimismo, experimentar en nuestras vidas el
amor de Dios, el amor cristiano, el amor al prójimo y la reconciliación, el
perdón. De esa manera, nuestra autoestima estará al tope, la que nos permitirá
ejercer la tarea pastoral con gozo y alegría, con eficiencia y calidad
(Colosenses 3:23-24).
Como Familia Paulina no tenemos otro objetivo más
que el de realizar la actividad pastoral que se nos ha encomendado.
V. Oración por los 100 años de Familia Paulina
Santísima Trinidad,
que haces brillar en nosotros tu luz divina,
acepta nuestra gozosa alabanza y bendición,
por los primeros cien años de vida de nuestra Familia Paulina.
que haces brillar en nosotros tu luz divina,
acepta nuestra gozosa alabanza y bendición,
por los primeros cien años de vida de nuestra Familia Paulina.
Te damos gracias, Padre
lleno de ternura,
por la rica efusión de gracia que has derramado sobre nuestra Familia
en estos años de servicio a la Iglesia;
por los prodigios de santidad apostólica que has realizado
en el beato Alberione, nuestro Fundador, en el beato Giaccardo,
en la Maestra Tecla, en la Madre Escolástica,
y en tantos hermanos y hermanas de la “admirable Familia Paulina”;
Te damos gracias por todas las iniciativas que, en los diversos sectores apostólicos,
mediante las riquezas de la comunicación,
han contribuido, Padre, a dar a conocer y adorar tu Nombre
y a manifestar tu Gloria.
por la rica efusión de gracia que has derramado sobre nuestra Familia
en estos años de servicio a la Iglesia;
por los prodigios de santidad apostólica que has realizado
en el beato Alberione, nuestro Fundador, en el beato Giaccardo,
en la Maestra Tecla, en la Madre Escolástica,
y en tantos hermanos y hermanas de la “admirable Familia Paulina”;
Te damos gracias por todas las iniciativas que, en los diversos sectores apostólicos,
mediante las riquezas de la comunicación,
han contribuido, Padre, a dar a conocer y adorar tu Nombre
y a manifestar tu Gloria.
Humildemente te pedimos
perdón, Divino Maestro, Pastor bueno,
porque no siempre hemos respondido con generosidad
a las exigencias de nuestra misión;
porque no hemos dedicado suficiente tiempo y atención
al conocimiento de tu Palabra y a la profundización de nuestro carisma;
por haber confiado más en nuestras capacidades y recursos
que en el don de tu infinita misericordia.
porque no siempre hemos respondido con generosidad
a las exigencias de nuestra misión;
porque no hemos dedicado suficiente tiempo y atención
al conocimiento de tu Palabra y a la profundización de nuestro carisma;
por haber confiado más en nuestras capacidades y recursos
que en el don de tu infinita misericordia.
Te suplicamos, Espíritu Santo
Consolador,
por intercesión de María, Reina de los Apóstoles,
que llenes de dinámica sabiduría a quienes has puesto como guías,
para que sepan discernir con claridad
los caminos por donde quieres conducir a nuestra Familia;
llénanos de tu aliento de vida, como en un nuevo Pentecostés;
haznos capaces de nueva profecía
para que realicemos plenamente el sueño de nuestro Beato Fundador:
vivir de Jesucristo y darlo – como Camino, Verdad y Vida –
a los hombres y mujeres de nuestro tiempo,
y ser “Pablo vivo hoy” en la Iglesia de Dios.
por intercesión de María, Reina de los Apóstoles,
que llenes de dinámica sabiduría a quienes has puesto como guías,
para que sepan discernir con claridad
los caminos por donde quieres conducir a nuestra Familia;
llénanos de tu aliento de vida, como en un nuevo Pentecostés;
haznos capaces de nueva profecía
para que realicemos plenamente el sueño de nuestro Beato Fundador:
vivir de Jesucristo y darlo – como Camino, Verdad y Vida –
a los hombres y mujeres de nuestro tiempo,
y ser “Pablo vivo hoy” en la Iglesia de Dios.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo...
Sagrada
Biblia
ALBERIONE
Santiago, Ut perfectus sit homo Dei,
San Pablo, Roma 1998.
SASSI Silvio,
El Carisma Paulino es Pastoral. Carta anual del Superior General, Roma 2013.
FAUSTI Silvano,
Una comunidad lee el evangelio de Juan,
San Pablo, Colombia 2008.
tomado de putas para retiro San Pablo Mx
[1] Cf. FAUSTI Silvano, Una
comunidad lee el evangelio de Juan, San Pablo, Colombia 2008, 278-283.
[3] SASSI Silvio, El Carisma Paulino es Pastoral. Carta anual del Superior
General, Roma 2013, 6-7.
[4] A las Pías Discípulas del Divino Maestro 1961, PDDM-Casa General, Roma
1987, n. 137.
[5] A las Hermanas de Jesús Buen Pastor 1963, HJBP-Casa General, Roma
1984, n. 400.